El Servicio Nacional de Aprendizaje Sena de la Regional Meta, entendiendo la importancia que reviste la visita de su Santidad el Papa Francisco, expresa su complacencia por tenerlo en la ciudad de Villavicencio el próximo 8 de septiembre, en donde cumplirá una agenda extraordinaria y muy significativa. Esta visita a la Puerta del Llano fue una recomendación que hiciera la Comisión del Vaticano, encargada de recomendar las ciudades que debería visitar su Santidad, cosa que agradecen todos los habitantes de esta rica región colombiana. Comprendemos lo apretado de la agenda y hubiésemos querido tenerlo por más tiempo ya que su estadía será desde las 9 de la mañana hasta las cinco de la tarde de ese día memorable para nuestra ciudad.
A las 9 de la mañana está prevista la celebración de la eucaristía y la ceremonia de beatificación de dos sacerdotes colombianos, el obispo de Arauca Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, acto que obedece a que el clero colombiano los considera mártires de la iglesia, debido a que murieron asesinados en defensa de la fe.
Otro de los actos centrales que cumplirá el Papa Francisco será el Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional, que se llevará a cabo en el sector del Parque las Malocas y ya sobre el final de la tarde de ese día de júbilo, visitará el Parque de los Fundadores, concretamente el monumento de la Cruz de la Reconciliación.
Queremos recordar en este sencillo homenaje que le hacemos a su Santidad, la publicación «Laudato si'», la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, presentada en Roma el 24 de mayo en la fiesta de Pentecostés. A propósito de una región tan rica como es el Meta y la Orinoquía, en donde se encontrará el Papa.
En uno de sus apartes nos habla del cuidado de nuestro planeta y se pregunta: "¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?"«Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», y nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra?»: «Si no nos planteamos estas preguntas de fondo —dice el Pontífice— «no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes».
La encíclica toma su nombre de la invocación de san Francisco, «Laudato si’, mi’ Signore», que en el Cántico de las creaturas que recuerda que la tierra, es nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos». Nosotros mismos «somos tierra. Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura»
Pero ahora esta tierra maltratada y saqueada clama y sus gemidos se unen a los de todos los abandonados del mundo. El Papa Francisco nos invita a escucharlos, llamando a todos y cada uno —individuos, familias, colectivos locales, nacionales y comunidad internacional— a una «conversión ecológica», según expresión de san Juan Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común». Al mismo tiempo, el Papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta», permitiendo una mirada de esperanza que atraviesa toda la encíclica y envía a todos un mensaje claro y esperanzado: «La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común»; «el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente»; «no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse».
En esta perspectiva, el Papa Francisco propone emprender un diálogo honesto a todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y recuerda que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico.
"El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada" Papa Francisco
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